La vida de los niños, las niñas y sus familias puede cambiar en un instante a raíz de conflictos, desastres y emergencias humanitarias. América Latina y el Caribe es, particularmente, una región de alto riesgo.
El cambio climático está desencadenando fenómenos devastadores de forma más rápida, frecuente y con consecuencias duraderas. Las necesidades son mayores y, por tanto, nuestra respuesta también debe serlo.
Nuestra experiencia de más de siete décadas, nos brinda la capacidad necesaria para asistir a las niñas y niños más vulnerables y sus familias durante crisis inesperadas. Cuando un desastre o un conflicto social ocurre, estamos en terreno proveyendo asistencia con inmediatez y generando las condiciones para reconstruir las vidas de los niños y niñas y restaurar las capacidades de las familias y comunidades.