El tono de voz de Evelin denota inocencia, madurez y valentía. En cada conversación es fácil olvidar que se trata de una niña de 14 años, con ideas muy claras para su futuro y el de su comunidad.
Evelin, de la comunidad de Florida en Copán, es una activista social que gracias al apoyo de World Vision ha encontrado la manera de cristalizar metas que ayuden al desarrollo de su comunidad.
«Cuando empecé el promotorado, lo hice porque mi mamá lo sacaba, pero luego me interesé y cuando descubrí los temas de autoestima y equidad de género me apasioné», expresa Evelin.
Para ella, las adolescentes de su comunidad viven en desventaja frente a sus pares masculinos. «Creo que las mujeres somos fuertes y si nos enseñan a confiar en nosotras mismas nunca nos sentiremos inferiores a un hombre», afirma.
Gracias al liderazgo social del promotorado, se ha convertido en una portavoz del cambio en su comunidad. «Muchas veces me siento consejera con mis amigos y sé que puedo llegar a muchos jóvenes».
Además de buscar el desarrollo de su comunidad, Evelin es una excelente estudiante que actualmente cursa el octavo grado, pero se expresa con la claridad de alguien con una educación muy superior.
«Quiero que en mi escuela exista un programa técnico centrado en la agricultura, y estoy luchando por conseguirlo», comparte emocionada. Debido a la falta de oportunidades educativas, muchos de los jóvenes tienen que abandonar la comunidad e incluso el país.
Hasta la fecha, se ha reunido dos veces con las autoridades para la apertura de más cursos en su escuela y aun cuando no ha obtenido una respuesta, no tiene ni la más mínima intención de rendirse.
Un claro ejemplo de esta constancia y perseverancia es el techado de la cancha del centro educativo de su comunidad que, gracias a sus logros académicos y su interés por lograr un bienestar común, se logró en uno de sus periodos como presidenta y representante del centro educativo. «Era difícil llegar temprano después de un día de lluvia para tener que barrer la escuela porque el techo no estaba cubierto, la cancha estaba inundada y las aulas también», comparte Evelin.
Evelin conoció de World Vision gracias al programa de Patrocinio y Empoderamiento Comunitario.
En los últimos años ha desarrollado un vínculo especial con su patrocinadora ya que están en edades similares y expresa que se ha convertido en una hermana para ella. «Cuando se produjeron las catástrofes del año pasado, recibí su ayuda en el momento en que más la necesitaba, y sólo puedo estar agradecida».
Tras ganar concursos de oratoria, proyectos intercolegiales y convertirse en una joven ejemplar en su comunidad, Evelin comparte que esto es sólo el principio, ya que está comprometida con la mejora de su comunidad.
Gracias al patrocinio de Evelin, muchos niños y niñas se han beneficiado del impacto de su contribución a la transformación social de su entorno.
Galilea, una niña que asiste al mismo centro educativo, fue instruida con charlas sobre el cuidado y el lavado de manos para la prevención de enfermedades como la COVID-19.
Además, Galilea fue una de las muchas niñas que se beneficiaron de los kits de alimentación y limpieza que fueron donados a su escuela.
Evelin, es una niña que desde pequeña jugaba a ser maestra, y es un sentimiento que la ha llevado a querer marcar un antes y un después en la vida de los niños y niñas que la rodean.
En muchas ocasiones, sus primos pequeños y los amigos de éstos fueron los alumnos que asistieron fielmente a la escuelita de Evelin, y aunque todo comenzó con un juego, ahora ella es parte fundamental de la formación de estos niños.
Con el gran corazón que la caracteriza, Evelin siempre busca no sólo su propio bienestar, sino el de todas las personas que viven en su comunidad. Durante un período difícil, una de las familias afectadas por la injusticia y la falta de oportunidades, pudo recibir ayuda de World Vision gracias a gestiones realizadas por Evelin y su familia. Los kits de alimentos entregados a la familia fueron un alivio, especialmente tras la perdida de algunos familiares.
A pesar de todo el esfuerzo por querer superarse y de los logros alcanzados durante sus años de escuela primaria, Evelin no olvida algunas de las heridas que la violencia y el narcotráfico dejaron en su comunidad y en la vida de muchas niñas que sufrieron de abuso físico y sexual durante muchos años.
Sus mañanas aun están llenas de incertidumbre, mientras espera al vehículo que la transportara hacia la escuela. En muchas ocasiones, no puede evitar sentir temor de sufrir un incidente que la marcaría para el resto de su vida. Sin embargo, Evelin tiene claro que en lugar donde el narcotráfico trajo oscuridad para muchas jóvenes, la educación será lo único que devuelva la esperanza en el lugar.
Es por eso que Evelin a diario se enfrenta a sus miedos y trata de encontrar la manera más segura de moverse, considerando que tomar cualquier medio de transporte todavía podría poner en riesgo su seguridad. Entre las medidas acordadas entre ella y su mamá, decidió utilizar vehículos que transportaran una o dos personas más, de preferencia otras mujeres, con el fin de disminuir los riesgos.
Esto en muchas ocasiones limita sus opciones, ya que al final de su jornada de estudio, Evelin debe que esperar por largas horas hasta que un »vehículo colectivo» la lleve segura de vuelta a casa. «Cuántas veces tuve que correr para alcanzarlos porque se me hacía difícil esperar, y tal vez cuando salía de la escuela subían los últimos vehículos», dice entre risas, pero al mismo tiempo con impotencia.
El camino no ha sido fácil para Evelin, sin embargo, ella se ha aferrado a su madre como uno de los pilares fundamentales en su vida. La estrecha relación que mantienen le permite ser una joven con objetivos claros y con la esperanza de seguir luchando por el bienestar de los más vulnerables.